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Por no reservarme nada ni ningún descubrimiento interesante de los que hago, hoy comparto con vosotras, mis amigas, la tarde tan divertida que pasamos ayer domingo en el nuevo Acuario de Sevilla. No tuvimos que esperar demasiada cola, a penas cinco minutos, y pasamos a disfrutar de un recorrido muy bonito entre peces, pulpos, tiburones y demás especies marinas.

No hace demasiado visitamos el acuario de Lisboa y también (a otro nivel) el de Benalmádena… Nada que ver con el de Sevilla, que entre otras muchas cosas, tiene el tanque de tiburones más profundo de España y uno de los más profundos de toda Europa. A grandes rasgos os resumo que me pareció muy cuidado, con unas instalaciones modernas que recrean y hacen homenaje a Magallanes. La limpieza es algo que llama la atención, tanto en las peceras como en el recorrido. El tamaño del acuario es perfecto, lo disfrutas sin que se te quede corto ni se haga pesado.

Ya os digo que en comparación con otros acuarios me parece el mejor, el tiburón toro es la estrella del acuario y existe una grada frente a uno de los grandes ventanales a la pecera en la que todo el mundo para a descansar y disfrutar viendo nadar y pasear a los peces. De verdad que llegas a imaginar que estás bajo el agua, cotilleando la vida marina.

Buscando alguna pega a este proyecto tan esperado en Sevilla, sí es cierto que, como me comentó mi cuñada Pilar (que es ambientóloga), se echa en falta algo de información, existen pequeños monitores, pero poco accesibles por la gran cantidad de visitantes que hay en el recinto, que explican qué animales se encuentran en cada acuario.

El precio me parece alto (15 euros los adultos) y creo que para los sevillanos deberían facilitar alguna tarifa más económica para que volvamos y repitamos.

Es un plan familiar muy divertido y en el que además aprendemos todos (hay “bichos” realmente curiosos con nombres y “costumbres” bien raras ;))