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Cómo estáis?! Esta semana laboral acaba prontito, pues mañana será la fiesta de todos los Santos.

Ayer a última hora, Rafa y yo pudimos “escaparnos” para asistir a la conferencia de Juanjo Javaloyes: “Después de amar, te amaré”. Por eso, hoy, me salgo de mi temática habitual de belleza y maquillaje para contaros que realmente me gustó mucho y me pareció muy interesante. Juan José tiene un curriculum increíble (tardaron diez minutos en presentarlo 😉 ) , es doctor en pedagogía, maestro y actualmente es Director del Área de Educación de la Universidad Villanueva de Madrid. También tiene un gabinete-consulta privado, y además es padre de siete hijos!! Guauu!!

Esta misma tarde había estado hablando con Rafa acerca de lo que cuesta encontrar canciones que hablen del amor en el matrimonio, el que se mantiene tras años juntos. Sólo se escribe sobre los comienzos, cuando todavía está toodo por demostrar. Pues bien, para mí escuchar a Javaloyes hablar con pasión y alegría sobre la familia, me ha servido de gran ayuda. No soy de las que piensa que nuestro mundo ha perdido los valores y que la era de las comunicaciones ha deteriorado las relaciones personales, creo que la vida evoluciona y que los avances de la tecnología deben servirnos para progresar y mejorar. Pero sí pienso que esta nueva mentalidad consumista, hace que las cosas pierdan su valor. Si algo se estropea se tira y se compra otro nuevo, y esto también ha llegado al campo de la vida familiar. Pero las “cosas” realmente valiosas merece la pena cuidarlas y dejarse la piel en el intento…

El positivismo de Juanjo es contagioso y aseguraba que a los sesenta y dos años se ama mejor que a los veinte. Decía que el día de tu boda no debe ser de ninguna forma “el día más feliz de tu vida”, sino “el menos feliz de todos los que le sigan”. Me parece una idea muy acertada, pues no debes casarte pensando que lo que le suceda a ese día será menos especial. “Con la rutina, los sentimientos se oscurecen, y es por eso que hay que sacarles brillo a diario”. El amor, de verdad, es para siempre, no tiene fecha de caducidad.

“Hemos nacido para amar”, es otra de las frases que, a pesar de su aparente sencillez, me ha impresionado. En la medida en la que sabemos amar sabremos ser felices. Igual que el médico es feliz curando y el maestro enseñando, el corazón es feliz amando. Y si consideramos que amar es “entregar” debemos saber que eso sólo se puede hacer con valentía y sin guardarnos nada. Si entregamos todo, aún así, nos sentiremos llenitos.

La conferencia trataba los problemas de comunicación entre chico y chica que vienen a ser parecidos a los que se encuentran un chino y un alemán si no hablan el mismo idioma. La mujer habla de sentimientos y el hombre de datos concretos. “La mujer descansa hablando y el hombre en silencio”. Ella le dice a su marido que le duele la cabeza… Él le contesta con un “tómate una pastilla”. Ella deseaba que él le preguntara por su día, por el trabajo, por su charla con su amiga, no necesitaba esa “simple” observación de su esposo, ya se tomó la pastilla antes de que él se lo dijera… Deseaba que la escuchara pero no se lo dijo.

Las relaciones más auténticas son las que son incondicionales: una madre a su hijo, un padre a su hija, un hermano a su hermana… No me caso “porque te quiero” sino “para quererte”. Esa bendita promesa merece la pena llevarla hasta el final. Que nos esforcemos en aprender “chino” o “alemán” para conseguir comprender a nuestro chico/a. Debemos marcar unas pautas que nos unan y nos ayuden a vivir cada día como el primero (mejor, porque ya sabéis que la experiencia es un grado): marcar líneas rojas que nunca se puedan traspasar, ser siempre educados y delicados (no hay que reservarlo para las visitas), no ser tacaños en halagos y no darlos por supuestos. Tener detalles materiales y de cariño que muestren tu interés. Lo cotidiano también puede hacerse especial. La ponencia acabó con la exhibición de los primeros minutos de la peli “UP”. Fue el mejor de los cierres, en cuatro minutos cualquier persona puede ver que el chico y la chica que comienzan siendo niños y crecen enamorados son felices estando simplemente el uno al lado del otro hasta “que la muerte los separa”. Es emocionante ver en dibujitos lo que todos soñamos encontrar: “un amor incondicional para tooda la vida”.

Bueno amigas, ya veis que mis reflexiones antropológicas también las comparto con vosotras. Compartir es vivir!! 😉 Muak!!